jueves, 19 de noviembre de 2015

VOCES DEL MÁS ALLÁ

Llueve. La joven camina apresurada por las estrechas callecitas de piedra. Intenta llegar al museo antes de la hora de cierre. Falta poco para eso, no puede volver a su país sin visitarlo. Su padre se lo había recomendado muy especialmente despertando su ávida curiosidad.
Agitada por el apuro, llega a tiempo. Compra el ticket y corre a la sala de momias, su principal objetivo.
La sala está desierta, todos los visitantes ya se han ido.
El ambiente está a media luz para no perjudicar la conservación de los importantes hallazgos arqueológicos.
Se detiene ante una escena que la estremece. Una adolescente junto a dos niños, las momias de Llullailloco, encontradas cerca de un volcán y conservadas excepcionalmente. Parecen dormidos.
La joven permanece hipnotizada observándolos.
Lee: "Ofrecidos en sacrificio a las deidades de su pueblo".
Se ofusca ante semejante acto de barbarie. "Tan pequeños e inocentes.¿Cómo lo permitieron los padres?", piensa contrariada.
"Por amor", las palabras le llegan claras. "Por amor", se repiten como un eco que estalla en su cabeza.
Se sobresalta. Mira a su alrededor. Nadie. "Mi imaginación me está jugando una mala pasada", piensa asustada.
Al volver la vista a las momias, su corazón se detiene al toparse con el rostro momificado de la adolescente, que detrás del vidrio de la cabina climatizad, le sonríe mostrando una dentadura increíblemente conservada.
"No es tu imaginación, soy yo. Por amor, nuestros sacerdotes nos entregaron a las wakas ( dioses) para salvar a nuestro pueblo de una gran peste que nos estaba aniquilando. Fue un honor para nosotros tres que nos hubieran elegido".
Un sudor helado baña el cuerpo de la joven.
"Estoy soñando, es imposible lo que estoy viviendo", intenta tranquilizarse.
"No es un sueño. Preguntaste y yo te respondo mi verdad".
Temblando y con paso rápido busca la salida. Una vez fuera del museo, entra a un bar, pide un pisco y reflexiona : "La momia me habló, no tengo dudas. Si lo cuento, nadie me creerá...pensarán que enloquecí".
Cuando llama al mozo para pagar la cuenta, observa consternada un altar en un rincón alejado de los clientes, provisto de frutas, dulces, flores amarillas y naranjas, y calaveritas hechas de azúcar.
Desconcertada, le pregunta el significado del singular retablo.
"Señorita, hoy se festeja el Día de todos los Muertos, el día en que las ánimas benditas salen de los cementerios y aparecen en algunos lugares."
Atónita pide otro pisco.

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