viernes, 15 de enero de 2016

CAMINO DE SANGRE Y ...ROSAS, cap 1

"Tu cabeza, tu gesto, tu aire
 Como bello paisaje, son bellos;
 Juguetea en tu cara la risa
 Cual fresco viento en claro cielo".  Charles Boudelaire


Acostumbraba a levantarse tarde, pero esa mañana de julio no lo hizo a pesar del frío y de la molesta lluvia.
De un salto abandonó la cama y corrió envuelta en su poncho rojo hacia el tocador. Su cabello era un desastre. "Bueno, está como todos los días", pensó frustrada. Pasó sus dedos, largos, delicados, por sus rulos dorados tratando de separarlos o de darles una forma discreta. Inútil. Entonces hizo lo que acostumbraba hacer cuando estaba apurada o cuando Tina no podía ayudarla. Recogió su rebelde cabellera en una gruesa trenza que le llegaba hasta su estrecha cintura, y la sujetó con una cinta punzó.
Buscó un vestido sencillo, eran los que mas le gustaban. Para la ocasión eligió uno de muselina limón que resaltaba el color de sus ojos, siempre chispeantes e indagadores. Lo deslizó sobre una enagua de lienzo blanco ribeteada de puntillas anchas.
Hizo una reverencia a la imagen que le devolvía el espejo, y sonrió al verse bonita.
Corrió al tercer patio y entró como una tromba en la cocina.
Tomasa, una negra que servía a la familia desde hacía años, se encontraba en el fogón delante de una gran olla de cobre, revolviendo un chocolate burbujeante y espumoso.
_ ¡Humm!, huele delicioso. Adoro el aroma a chocolate caliente. ¿Está todo listo Tomasita?
_ Primero se dice "Buenos días Tomasa", pero no,la señorita siempre apurada _ rezongó la cocinera.
Lourdes la abrazó y la besó con cariño en la mejilla regordeta.
_ No me retes. Hoy es el cumpleaños de la abuela y la quiero sorprender llevándole el desayuno a la cama.
_ Bueno, bueno, basta de cháchara y llévele la bandeja que le preparé hace un ratito no ma'.
_ A ver, a ver...sí, todo está perfecto. Chocolate bien calentito, pastelitos de membrillo, empanaditas de arrope y un cuenco de higos. Exquisito, gracias Tomasa.
Con paso rápido se encaminó al dormitorio de doña Mercedes.
De un empujón abrió la puerta y cantándole el feliz cumpleaños, apoyó la enorme bandeja en una coqueta cómoda cercana a la inmensa cama con dosel.
Lourdes se abalanzó sobre la abuela llenándola de besos.
_ Señorita...¡me está ahogando! _ riéndose Mercedes intentó desembarazarse del abrazo. Entre carcajadas, la joven se retiró para correr las pesadas cortinas de terciopelo azul. Un cielo plúmbeo las saludó irreverente.
_ Amaneció horrible abuelita. Esta lluvia es un fastidio.
_ Deja de quejarte y siéntate a mi lado. Comparte conmigo este suculento desayuno.
_ ¡Que bien prepara el chocolate Tomasa!, ¿no abuelita? Y estas empanaditas...¡que ricas están!
_ ¡Criatura golosa!
Así, entre besos y risas terminaron de desayunar.
Horas más tarde, en la sala principal, agradablemente caldeada por una estufa inglesa, regalo de Lorenzo, hermano de Mercedes; nieta y abuela compartían el mate.
Lourdes bordaba; a su lado, Mercedes tejía y pensaba, "Que desastre es el bordado de esta niña".
Ajena a la crítica de su abuela, Lourdes intentaba dar puntadas prolijas sobre el diseño de flores que asomaba en el mantelito de lino que sostenía entre sus manos.
"Odia bordar, pero lo hace por mí, para hacerme compañía. ¡Cuánto me recuerda a mi querida Consuelo! Hijita, perdón por no haberte protegido, por abandonarte. Perdón porque el miedo a tu padre fue más fuerte que mi amor por ti".
Lourdes levantó la vista de su labor y pensó que su abuela dormía. "Pobrecita, está muy cansada".
Mercedes no dormía, en ese momento vivía otro tiempo, un tiempo muy lejano...
_ Por favor Alonso, no la trate así. Ella es inocente y ese truhán la engañó.
_ ¡Basta mujer!. Consuelo me traicionó. Nunca pensé que se comportaría como una perdida. Seremos la comidilla de todos nuestros amigos.
_ Pero Alonso, es nuestra hija.
_ Era, para mí está muerta _ dio media vuelta y se encerró en el escritorio.
Sola en la sala, Mercedes buscó una solución para Consuelo. "Ya sé, le rogaré a Carmen, ella seguramente me ayudará".
Con urgencia, envió un recado a su hermana, priora del Convento de las Catalinas. La criada voló con el mensaje hasta la "Manzana del Campanero". Al rato regresó con una respuesta afirmativa.
"Querida hermana, siempre dispuesta a tenderme la mano. ¡Que gran corazón cristiano tienes! Claro que a cambio tendré que realizar una jugosa donación. ¡Maldita arpía!". Estujó con rabia la nota y la arrojó al fuego de la chimenea.
Mi Consuelo, sin protestar, tomó su bolso y se marchó. No la acompañé durante su embarazo, no le tomé la mano en el parto...¡Oh Dios, que mal te hice, que mal!
Alonso, todo hubiera sido diferente si hubieras sido indulgente, comprensivo...si te hubieras dejado ganar por amor antes que por la cólera y los decires cínicos de esta sociedad pacata.
¡Ay Consuelo!, tu padre no soportó la noticia de tu muerte. Tanta furia y dolor acumulado terminaron con él.
El te quería tanto, Consuelo; pero era un hombre duro que no sabía perdonar.
Tu hija es mi luz, el calor que vigoriza este débil cuerpo flagelado por tantos remordimientos".
Mercedes reprimió las lágrimas que pujaban por escapar de sus cansados ojos. ¡Cuántas mentiras para acallar una verdad vergonzosa! Vencida, comenzó a llorar quedamente.
_ Abuelita, ¿que pasa?, ¿tuvo un mal sueño? _ se preocupó.
_ No querida. Son lágrimas de felicidad por tenerte a mi lado.
Un golpe de aldaba interrumpió la conversación.
Tina, la mujer que ayudó a Mercedes en la crianza de Lourdes, la misma que compartió la celda con Consuelo y que la acompañó en los momentos trágicos, recibió a Lorenzo Escalante. Juntos pasaron a la sala.
_ ¡Feliz cumpleaños hermanita! ¿Cómo está mi linda sobrinita?
_ ¿Sobrinita? Mil veces te he dicho que es tu sobrina nieta, mas nieta que sobrina.
_ ¡Ay Mercedes, que complejo tienes con la edad! Es mi sobrina y ¡ya!.
_ No se peleen, por favor. Pasemos al comedor, seguro que Tomasa tiene el almuerzo listo y no tengo ganas de escuchar de soportar sus reclamos en este día especial _ Lourdes intercedió entre los hermanos que tenían por costumbre pelearse por insignificancias.
_ Tiene razón la niña. Vamos Mecha, to te escolto. Hoy eres la reina.
_ Lorenzo era un hombre de mediana edad, aún mantenía todo su cabello, crespo y castaño, aunque con algunas canas en las sienes. Simpático y parlanchín, sin embargo, Lourdes sabía que la conducta frívola de su tío era una máscara.
Mercedes y Lourdes estaban al tanto de las atrocidades cometidas por Rosas gracias a Lorenzo. El les narraba los acontecimientos sin censura, y les exponía su opinión con audacia y pasión.
"Tenemos que ser precavidos, señoras, las paredes escuchan". Era la frase recurrente de Lorenzo antes de iniciar una conversación de actualidad política.
En el comedor, los recibió una larga mesa de caoba cubierta por un bello mantel adornado con guirnaldas de florcitas amarillas y violetas. Los platos de fina loza y los cubiertos de plata, traídos del Alto Perú. Las copas altas de cristal, daban el toque de elegancia a la espectacular mesa.
Una vez acomodados iniciaron una conversación animada hasta llegó la cocinera. Sus manazas sostenían una fuente voluminosa que contenía un sabroso locro. Josefa, detrás de Tomasa, comenzó a servir y los comensales, a deleitarse.
_ Esto está estupendo _ la felicitó Lorenzo.
_ Gracias Tomasa por prepara mi comida preferida.
_ Por favor, doñita Mercedes, que le haga provecho.
Cuando se quedaron solos, con sigilo, tocaron el tema que realmente les interesaba y preocupaba.
_ La situación está cada vez más tirante. Lo que Rosas prometió al asumir su segunda gobernación lo está cumpliendo estrictamente.
_ ¿Que prometió tío? _ Lourdes dejó a un lado su copa de vino y fijó su mirada en Lorenzo.
_Nuestro estimado Gobernador se propuso exterminar a todos los unitarios, "esa raza de monstruos", como él la llama. Juró perseguirlos tenaz y vigorosamente para que el terror y el espanto acobarde a todos los que se le opongan.
_ ¡Dios mío! _ se santiguó Mercedes.
_ Los federales acorralaron a las tropas del General Lavalle. A él le dispararon y dicen que murió desangrado. Sus leales soldados ocultaron el cadáver para que no fuera profanado. Eso no es todo. A Marco de Avellaneda lo apresaron y lo degollaron. Su cabeza está exhibida en la plaza de Tucumán.
_ ¡Cuánta locura desatada! _ gritó Lourdes tapándose los ojos.
_ Silencio niña que alguien puede escucharte.
_ ¿Será posible que ni en nuestra propia casa estemos a salvo de ese demente asesino?
_ Así es Mecha, tiene espías ocultos en todas las casas. Los negros lo adoran y están dispuestos a todo por él.
_ Terminemos con este tema tío Lorenzo. Hoy es un día feliz, no lo empañemos. ¡Josefa!,¡Josefa!. Trae la torta.
Más tarde con las copas en alto imitaron la costumbre inglesa de brindar. Por un momento la cruenta realidad quedó exiliada de la casona de los Aguirrezabala.

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